Estrechamente vigilados por la locura

Héctor Anabitarte

2022

p, 200: 18,5x11 cm. 

ISBN 978-98748035-4-2

Diseño de maqueta de tapa: Iñaki Jankowski

//Este es un libro mítico. Publicado en 1982 en Barcelona, citado profusamente en Baños, fiestas y exilios, aludido en conversaciones de obsesionados por la historia homosexual argentina, todos hablaban de él, pero pocos lo habían podido leer.

Desde el exilio, Héctor Anabitarte compone a través de pequeñas historias, recuerdos y reflexiones una especie de autobiografía colectiva. Un álbum de la vida queer periférica, cuando el concepto de orgullo todavía no se asomaba, ni el de queer había llegado hasta estas latitudes. Un desfile de personajes tragicómicos, figuritas difíciles y mostras inconseguibles de nuestro pasado reciente.

Pero sobre todo es un libro de amor. Amor por las amistades, amor por los compañeros de militancia, amor por los amantes pasajeros. Y es que, como sostiene Alejandro Modarelli en el prólogo, “no hay hecho que, por pequeño, por íntimo, no esté llamado a ser reclutado en la historia universal”.

//Sobre el autor

Héctor Anabitarte nació en Buenos Aires en 1940. Fue delegado del sindicato del Correo, cuadro medio de la Federación Juvenil Comunista y uno de los fundadores, en 1967, de Nuestro Mundo, organización pionera de la militancia homosexual en Argentina. En 1971, junto a otras organizaciones formaron el Frente de Liberación Homosexual (FLH). Exiliado en España desde 1977, continuó con su militancia: cofundó el Comité Ciudadano Antisida y, luego, la Fundación Antisida de España, fue secretario de Amnistía Internacional Madrid, miembro de la Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista Obrero Español, y en la actualidad milita por los derechos de los refugiados. Publicó numerosos libros, entre ellos Nadie olvida nada, Homosexualidad, el asunto está caliente y Sida, el asunto está que arde, estos últimos junto a su compañero Ricardo Lorenzo Sanz. Vive en Aranjuez, al sur de Madrid.

PRENSA 

VUELVE UN LIBRO DE AMOR ENTRE HOMBRES QUE ERA INCONSEGUIBLE por Fernando Pagano